Nuestros dirigentes intentan convencernos que para salir de la crisis económica (en la que nos han metido ellos mismos), deben realizar recortes económicos en educación, en sanidad, en administración público. Me parece buena idea ahorrar todo lo que podamos para poder salir de esta crisis. Pero, ¿por qué los políticos no hacen los recortes donde realmente sobre personal?
¿Tenemos necesidad de tener 350 diputados, con sus asesores, si a la hora de la verdad las decisiones se toman siguiendo las directrices del responsable del partido? La misma Constitución española dice que el número de los diputados debe ser 300 como mínimo y 400 como máximo. Bajemos el número de los diputados a 300 individuos, ya que no tenemos necesidad de reformar la Constitución.
¿De verdad necesitamos 4 senadores por provincia? Y no hablemos ya de los diputados autonómicos (que en este momento de recortazos, todos ellos sobran), de las diputaciones provinciales (que no sabemos a qué pintan dentro de la administración pública). ¿De verdad para gestionar un ayuntamiento como el de Salamanca es necesario tener 27 concejales?
¿De verdad los políticos trabajan más que los maestros? ¿De verdad los políticos aportan a la sociedad más que los docentes? ¿De verdad necesitamos tener un ejército, con tantos gastos, en misiones que no nos importan en este momento? ¿Es necesario que un político ocupe tantos cargos y cobre por ello? Hágase los recortes económicos, pero hágase adecuadamente. No apunten al más débil, al que menos pinta en la sociedad.
El Occidente civilizado se lleva las manos a la cabeza cuando ve por la televisión cómo la policía o el ejército de algún país pobre se ensañan con los ciudadanos. Cuando ocurre en nuestra propia casa, anunciamos expedientes que se eternizan y que acaban en un cajón cuando los medios de comunicación pasan página (recuérdese la violencia que utilizó la policía española contra los indignados de Barcelona o de Madrid durante la visita del Papa). El acoso a los inmigrantes en Metro Madrid no es la violación de los derechos humanos; la retención en los centros de internamiento para los extranjeros no es la negación de los derechos humanos; lanzar bombas en las poblaciones de Libia es una acto de liberación; destruir el estado de Irak es una manera de garantizar la seguridad mundial. Vamos, Occidente es “la hostia”, incluso cuanto recortan los derechos humanos, los derechos económicos y los derechos sociales.
No protestamos cuando nuestros políticos recortaron los derechos de los inmigrantes porque no nos afectaban; no protestamos cuando en Cataluña empezaron a cerrar las urgencias porque no éramos catalanes; no protestamos cuando los jueces empezaron a ejecutar los desalojos hipotecarios porque no nos afectaban; nos protestamos cuando Madrid despide a más de tres mil profesores porque no pertenecemos a esa “casta” eternamente en vacaciones. No protestaremos cuando mañana se privatice el aire que respiramos porque estaremos ahogados. O protestamos ahora, o nunca llegaremos a protestar contra los recortazos de nuestros políticos.
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