Me
da la sensación de que el Partido Socialista no quiere ganar las
próximas elecciones generales. No parece tener un programa
electoral, ni políticos capaces de entusiasmar al electorado
español. De hecho, los miembros de la ejecutiva socialista son
completamente desconocidos.
Rubalcaba
no difiere mucho de Rajoy: yo creo que ambos políticos son buenos
gestores y malos candidatos. Los discursos de ambos son propios de un
profesor que sabe lo que enseña pero lo transmite mal. O sea, lo que
se llama un profesor aburrido. Sospecho que los asesores de imagen de
ambos políticos han hecho lo que han podido.
Rubalcaba
y Rajoy siguen huyendo de los medios de comunicación; les cuesta
estar con la turba, no son capaces de entrar en la masa popular para
compartir impresiones. Por eso ninguno de los dos políticos sabe
qué es lo que le preocupa al ciudadano español. Pero eso sí:
parecen buenos conocedores de los deseos más íntimos de los
mercados.
En
mi opinión, la actual ejecutiva socialista no sabe comunicarse. Es
más: sus miembros no deben sentirse cómodos ni entre sus
militantes. Son auténticos desconocidos. O por el miedo de hacer
sombra al jefe, o porque no saben qué criticar del PP o qué
prometer a los españoles, los actuales dirigentes socialistas no
existen para el gran público.
Oscar
López (secretario de la organización) ofrece un perfil de un
político incapaz de estrechar la mano de una señora del pueblo en
zapatillas y con un delantal de la faena casera. Desde luego Oscar
López no ofrece la imagen de un líder carismático, lo que no
quiere decir que no pueda ser un buen político. Pero no le veo
entusiasmando un auditorio al estilo de Chacón. Más bien podría
pasar por esos curas que duermen al pueblo con sus homilías.
Mi
sensación es que ni Elena Valenciano, ni Soraya Rodriguez, ni
Eduardo Madina transmiten entusiasmo en sus discursos. No creo que
sea porque llevan poco tiempo en sus puestos. Es porque lideres
carismáticos hay pocos y suelen molestar a la vieja guardia que no
suelta el mango del sartén. Personalmente creo que Carme Chacón
tiene dotes carismáticos: cuando era ministra, era capaz de llorar
junto a quienes habían perdido los suyos, y no dudaba en echar una
risa cuando la ocasión se lo merecía.
El
líder carismático sabe estar siempre al lado del pueblo y nunca
pasa inadvertida. Por ejemplo Dolores de Cospedal o Esperanza
Aguirre. Ambas políticas están siempre entre multitudes. Incluso
Esperanza Aguirre no duda en acercarse a sus críticos para debatir
con ellos. Porque Esperanza Aguirre tiene principios, convicciones,
hoja de ruta (aunque muchos no estén de acuerdo con su ideología).
La claridad de ideas es muy importante, sobre todo en estos tiempos
tan convulsos. Desgraciadamente, a la cabeza de los dos partidos
principales faltan líderes que puedan prometernos tierras nuevas y
cielos nuevos para que tengamos motivos para creer que a veces los
sacrificios merecen la pena.