martes, 16 de febrero de 2010

Nuestros padres


Hace poco un amigo me invitó a visitar a su madre en una residencia de mayores. Ella, a sus más de ochenta años se mantiene en forma, con una memoria envidiable. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo de muchos de los otros residentes. Durante un pequeño paseo que dimos por la residencia topé con miedo, la desesperación, la resignación, la amenaza de una muerte inminente. Es cierto que los ojos son el reflejo del alma.

La madre de mi amigo me enseñó con orgullo los dibujos que va realizando con sus monitores. Me di cuenta que envejecer es volver lentamente a la infancia: dibujos de niños, conversaciones infantiles, dependencia absoluta, inocencia de un bebé, el cansancio de un recién nacido, con sus ojos medio cerrados y el maldito sueño que no se acaba. Incluso el olor es parecido. La diferencia es que unos acaban de llegar y otros están a punto de partir. El recorrido existe desde que conocemos la vida, pero sigue siendo un asunto muy personal que se resuelve en solitario.

Por la tarde hablé con mis viejos. A mi padre le describí la vida de la gente de su quinta en Europa.
-“Su residencia se parece a una cárcel, ¿no?”, me preguntó riéndose.
-“¡Y qué lo digas tú, papá! Tú la has conocido, ¿no?”.

Se quedó callado, supongo que imaginándose las veces que estuvo encarcelado. Temí que hubiera perdido el sentido del humor. Pero a cabo de un rato empezó una carcajada. Yo también empecé a reírme con él. Humor negro, supongo. Una risa sincera es señal de que la vida acaba de triunfar.

A pesar de que han pasado dieciséis años que no nos vemos, cada vez que hablo con mis viejos los siento satisfechos. Criaron seis hijos con pocos recursos. No se quedaron atrapados en el dolor por la pérdida de uno de los seis (que por cierto no llegué a conocerle). La guerra de 1994 se cebó con sus hermanos, amigos y muchos vecinos de su edad. Pero ellos superaron sus heridas. Todavía hoy conservan su sentido del humor. Se sienten aún responsables del futuro de sus nietos, sobre todo de aquellos que se quedaron huérfanos de padres durante la guerra.

Mis padres no me hablan con tristeza, a pesar de que me reclaman constantemente una visita. Si las cosas fueran tan sencillas… Un día me arrastró una tromba de agua hasta el río; al principio intenté nadar contracorriente para volver al lugar de mi infancia pero me ganó la fuerza de la corriente. O seguía su curso, o me ahogaba en el intento. Si lo estoy contando es porque con mucho dolor me acomodé a su curso. A veces la misma elección es una condena.

Dice mi padre que tiene más de ochenta años y que está cada vez más cansado. Mi madre no se queja mucho porque dice que en el poblado hay gente más joven que han “envejecido peor” que ella. En el transcurso de la conversación aprovecho siempre para examinar disimuladamente el estado de su memoria. Le pregunto por los nombres de sus nietos. A veces le cuesta acordarse de los nombres de aquellos que no le visitan frecuentemente. Me dice que se siente satisfecha de la vida que ha tenido y me insiste que “ineza yiturwa indi” (el bien genera bien). Dice que aquellos estudiantes a los que daba comida cuando aún tenía algo de dinero a menudo vienen a verle con agradecimiento. Alaba a sus nietos por lo bien que le cuidan. Sólo se me queja de ellos porque se ríen de ella porque ya no tiene dientes.

-“Hijo, estoy sin dientes. Como un bebé”, me dice riéndose.
-“Pero, mamá, si tú siempre has tenido problemas con los dientes”.
-“¡Ay!, hijo, ¿te acuerdas?”.
-“Claro que me acuerdo mamá. Soy más joven que tú, ¿sabes?”.

Otra vez el humor negro le arranca una agradable carcajada. Y yo le animo para que nunca pierda el sentido del humor. Le recuerdo que ha tenido suerte de compartir el envejecimiento con su marido. Ahora los dos están a la orilla del río, a la espera de una señal para partir. Estoy seguro de que lo único que le provocará tristeza en su último viaje será mi ausencia. Cuelgo el teléfono deseando que nuestra despedida no vaya a ser la última despedida. Por desgracia algún día será así. Ellos lo saben. Yo también.

domingo, 7 de febrero de 2010

Ataque a los funcionarios

Siempre buscamos chivos expiatorios. En la situación actual, los chivos expiatorios son los funcionarios. Todo el mundo quiere bajarles el sueldo. Lo curioso es que lo piden unos “comentaristas” o “tertulianos” pluriempleados, omnipresentes en todos los programas. ¿Por qué no empiezan ellos por no tener varios curros al mismo tiempo? ¿O es que es verdad que el agua va siempre al río (l’eau va a la rivière), y que el que tiene se le da más y él que tiene menos se le quita incluso lo poco que tiene?

Gemma Nierga preguntó a los diputados que participan en “la tertulia de los políticos” si estaban dispuestos a bajarse el sueldo y todos contestaron con la bocha chica: “seguramente tenemos que estudiarlo”. Ella insistió: “¿Ustedes subirán el máximo de años a cotizar para los diputados?” “Bueno, es que ese no es el problema”, le contestaron después de muchas vacilaciones. Siempre es más fácil meter mano en la caja ajena.

Muchos dicen: congelemos el sueldo de los funcionarios, bajemos sus sueldos, prejubilemos la mayoría de ellos. “En España sobran funcionarios”. Igual subestimo la inteligencia de estos queridos tertulianos, pero creo que cuando hablan de funcionarios se refieren a los auxiliares administrativos, aquellos que vemos en la ventanilla y que más de una vez nos hacen perder tiempo cuando estamos realizando algún trámite. No obstante son los menos.

¿Qué funcionarios sobran? ¿Policías, guardias civiles, maestros y profesores, médicos y enfermeros, jueces y fiscales, diputados y senadores, concejales y procuradores, administrativos y altos cargos, etc.? ¿Alguien sabe a qué se dedican los diputados provinciales, cuántos son en total en España y cuánto cobran? ¿A qué se dedican los diputados de las asambleas autónomas, cuántos son en total y cuánto supone para el erario público? Muchas veces hablamos sin tener datos suficientes y corremos riesgo de equivocarnos. Y la ignorancia mata.

La crisis económica

Llevo varios días escuchando las quejas de los radioyentes en tres emisoras nacionales. La mayoría de ellos echan la culpa a ZP de la crisis económica que estamos sufriendo en España y desean ansiosamente el cambio de gobierno para ver si las cosas mejoran.

Creo que tienen razón todos aquellos que creen que ZP ya no inspira confianza ni a los mercados internacionales, ni a los inversores españoles, ni a quienes tienen capacidad para crear empleos. Los próximos meses decidirán el final de la carrera política de ZP o su resurrección. Todo depende del rumbo de la economía. Es injusto que a ZP se le juzgue sólo por sus logros o fracasos económicos, pero con el estómago vacío no se filosofa. No hay victorias sin víctimas.

Son muchos quienes invocan la salvación de los empresarios. Éstos se han convertido en las nuevas hermanas de la caridad, grandes altruistas que invierten su fortuna para que los pobres vivan mejor. Gran error, naturalmente. Las cosas tienen que seguir siendo como siempre han sido: el empresario arriesga su fortuna para tener beneficios, el obrero ofrece sus servicios a cambio de un sueldo.

La relación entre empresario y obrero no se basa ni en la caridad, ni en la compasión. A ambos les une el dinero. Uno quiere que su dinero produzca más dinero, otro quiere que sus servicios le procuren dinero suficiente para vivir. Empresario y obrero se necesitan mutuamente y han de someterse a las leyes de una buena producción. A más producción, más beneficio para todos.

Dos comentarios la mi entrada

Anónimo dijo...


Totalmente de acuerdo...la lástima es que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces en la misma piedra. No somos capaces de creer que se pueda volver a repetir...por prepotencia..por descuido...por ignorancia...por "dejar hacer"...por comodidad...por orgullo...porque nos creemos mejores...por superioridad...por rencor...por ansias de poder...por violentos...por envidia...Y precisamente por eso...se puede repetir. Porque el hombre es el animal de las bajas pasiones y de los peores sentimientos. Ni el peor de los animales sería capaz de hacer lo que hace el hombre!!!Ni siquiera defendemos a nuestra "manada"...a nuestra "jauría"...a nuestra "camada". A veces me avergüenzo de pertenecer a esta especie, a esta raza de mamíferos de presa,opresores, carnívoros y herbiboros, pero siempre asesinos, y nunca con el único fin de subsistir (como otros animales)!

L.C.



24 de enero de 2010 21:10



Pili dijo...

Realmente fue un monstruo. Dices que en sus primeros 30 años fue un marginado social, terrible. "De los mansos y marginados que me libre Dios, que de los malos ya me libro yo"

Anónimo dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero tropezar en la misma piedra y caer y hacerse incluso más daño que la primera vez no lleva implícito rebotarse, ser peor persona y volver a hacer las mismas atrocidades. Claro que desgraciadamente todo mal puede volver a repetirse, pues para espandirse sólo necesita una cosa y es "que lo hombres buenos no hagan absolutamente nada"



Pero afortunadamente la vida tiene cosas maravillosas, ¿por qué nos aferramos a ella con todas nuestras fuerzas la gran mayoría de los seres humanos? No queremos irnos y luchamos hasta el infinito cuando vemos que se nos agota el tiempo. Por experiencia puedo decir que en esos terribles momentos aflora todo lo bueno que existe y luchamos con todas nuestras fuerzas para quedarnos aquí, no sólo por nosotros mismos, en esos momentos la generosidad tampoco tiene límites y queremos aferrarnos a esta vida maravillosa(a pesar de todos sus problemas) para poder ver la cara de inmensa felicidad que se les pone a todos los que nos quieren, no tiene precio, queremos vivir y poder recompensar a todo el mundo, compartirlo todo y hacer tanto bien y dar tanto amor, que los "no tan buenos" queden salpicados y poco a poco dejen de sufrir y de hacer sufrir para hacer la metamorfosis al revés. Todo es posible.

Disfrutemos de las pequeñas cosas y de los momentos felices tanto, que cuando lleguen los momentos más duros queden suavizados o tapados por todo lo bueno que hay dentro de nosotros, podemos hacer de nuestra vida un auténtico paraíso, os lo aseguro, y si compartimos con los demás, damos la oportunidad de que también conozcan el paraíso. ¡Viva la vida, es el regalo más grande y maravilloso, hasta el dolor se aplaca ante la felicidad de estar aquí! Y en estos momentos de crisis tan terrible "ánimo y adelante siempre. Os deseo lo mejor"



26 de enero de 2010 04:24

domingo, 24 de enero de 2010

El hundimiento de Adolf Hitler

He vuelto a ver la película “El hundimiento” que intenta describir los últimos días de Hitler (1889-1945). Desde hace tiempo me intereso por la historia del hombre que paso de la insignificancia a poner de rodillas a todo un continente. La lectura de su biografía redactada por el catedrático Ian Kershaw es una delicia. Intenta comprender cómo un pueblo culto en todos los niveles fue capaz de seguir generosamente la melodía destructora de un hombre que carecía de toda cultura.

La biografía de Hitler indica que en sus primeros treinta años fue un don nadie, un marginado social, un bicho raro que estaba obsesionado con Schopenhauer. En los siguientes veintiséis años de su vida se convirtió en el hombre más poderoso y más temido por los Generales de los ejércitos occidentales. Pero, ¿qué es lo que provocó esta infeliz metamorfosis? ¿Por qué los dirigentes alemanes cerraron los ojos ante las agitaciones de Hitler que iban en aumento? ¿Pueden surgir otros Hitler en nuestra sociedad sin que hagamos nada para evitarlo? Recordemos que los intelectuales alemanes, los religiosos, los oficiales y los hombres de negocios subestimaron la capacidad destructora de Hitler y le dejaron crecer libremente. Cuando se dieron cuenta del desastre ya estaban de rodillas, a punto de ser fusilados. Se calcula que unos seis millones de judíos perecieron por el simple hecho de ser judíos.

Más papista que el Papa, Hitler defendía una raza que no era suya. Él era austriaco. La nacionalidad alemana la tuvo en 1932. Pero los auténticos alemanes siguieron sus ideas y ejecutaron sus órdenes sin rechistar. Querían un salvador y apareció Hitler. No recuerdo en qué película dice el presidente norteamericano que “si el pueblo bebe arena no es porque le falta agua: es porque no sabe distinguir”. Tampoco recuerdo en qué libro el personaje dice cruelmente: “si el pueblo no tiene conciencia, le vamos a dar conciencia”. Muchos dirigentes hablan en nombre del pueblo, hacen encuestas a medida de sus deseos y se convierten en el brazo ejecutor de los supuestos sueños de sus compatriotas.

Hitler mantuvo durante cuatro años bajo su dominio a casi todo el continente. Ejecutó uno de los peores genocidios que conocemos. Hundió su país desarrollado en una derrota militar humillante. Finalmente se pegó un tiro cuando la tierra que supuestamente defendía estaba reducida a escombros. No tuvo valor para mirar la cara de sus enemigos. Su infinito egoísmo hizo que muchos de sus allegados se suicidaran con él.

Cada vez que nace un mesías al que no le importa agitar los sentimientos más oscuros de sus paisanos con tal de llegar al poder veo el rostro de Hitler. Veo sus generales obedeciendo órdenes absurdas que no compartían. Veo al pueblo manipulado que en fila camina hacia el matadero pensando que está entrando en el paraíso. Por desgracia, al final la promesa de un orgasmo popular se convierte en el mayor pecado que un ser humano puede cometer: negar existencia a su semejante. Viendo la película “El hundimiento” reafirmo lo que dije en mi entrada anterior: nunca animaré a los agitadores de las pasiones bajas porque siempre traen desgracias. Y a veces los daños colaterales llegan hasta sus propias puertas como en el caso de Hitler.

jueves, 21 de enero de 2010

Pescar en aguas revueltas

Voy a dejar la problemática de Haiti de un lado para seguir reflexionando sobre el empadronamiento de los inmigrantes en el ayuntamiento de Vic.

1. El Ayuntamiento de Vic. Por lo que estoy oyendo y viendo en los medios de comunicación, algunos políticos españoles quieren pescar en aguas revueltas de la xenofobia. El ayuntamiento de Vic dice ahora que no tiene ningún inconveniente en empadronar a los inmigrantes, que lo único que quería era consultar al gobierno acerca si un inmigrante sin visado puede ser empadronado. Me parece un insulto a la inteligencia: hay cauces más adecuados para que gobierno y ayuntamiento se comuniquen sin airar sus dudas legales en los medios de comunicación, sobre todo sin dar bofetadas a los más débiles. Ahora que la abogacía del Estado se ha expresado, José María (alcalde de Vic) va a recurrir a la Comisión Europea. Para que no se diga que no quiere cumplir las leyes.

2. Españoles e inmigrantes compartimos el presente y el futuro. Hoy por hoy, españoles e inmigrantes estamos “condenados” a construir juntos el futuro de España. Le pese a quien le pese, le guste o no le guste a los”españolistas” o “catalanistas”. Es impensable imaginar un país que no cuente con la mano de los inmigrantes. Además hay inmigrantes en todos los países. El fenómeno de la inmigración lleva consigo una problemática integradora no fácil para ningún gobierno. Estoy pensando la problemática de los inmigrantes (refugiados) rwandeses en Burundi, en Uganda, en Congo, en Tanzania o en Camerún, por no citar que países africanos. Pero la solución no puede venir a través de la caza del inmigrante, por mucho que intentemos disimularlo a través de los términos “legales” o “ilegales”.

3. La mayoría de los inmigrantes no somos delincuentes ni enfermos terminales. En varias emisoras he oído llamadas de españoles e inmigrantes hablando de las lucubraciones del alcalde de Vic. Es la primera vez que oigo participaciones activas y equilibradas de los inmigrantes. Sospecho que van perdiendo miedo y que empiezan a considerar España como parte de su futuro. Están dispuestos a defender los sueños alcanzados porque son conscientes de que nadie les ha regalado nada más que una oportunidad. Cuando oigo los dirigentes de Vic, de CIU y Alicia Camacho pienso en inmigrantes vegetativos, sondados por todos los sitios, saturando los servicios sanitarios (pocos depende de los ayuntamientos) y pariendo como conejos. No obstante, la inmigración que viene de África Negra suele ser una inmigración joven, sin pareja y en buen estado físico. Si piensa en la reagrupación familiar es para atraer una pareja que no encuentra aquí o un hermano para que le ayude a sostener económicamente su familia. Puede que otros tipos de inmigración alcance a matrimonios y la reagrupación alcance a los padres que quiera aprovechar de los servicios sanitarios. Pero no creo que sea la mayoría.

4. Los inmigrantes tenemos derechos y deberes. No podemos imponer nuestro imaginario a un pueblo que generosamente nos integra para construir juntos su futuro. No podemos convertirnos en “misioneros integristas” de nuestras religiones. Podemos ofrecer nuestro imaginario a quienes conviven con nosotros sin intención de imponerlo. Vería mal que un católico español me impusiera su religión, o que un inmigrante musulmán impusiera su religión a los españoles. Los inmigrantes tenemos la obligación de respetar la cultura de aquel que nos recibe en su seno. Si no nos gusta la forma de vivir de los españoles, agradezcamos su hospitalidad y marchemos en busca de una tierra prometida.

5. No exageremos en nuestras opiniones. He oído políticos hablando del empadronamiento sin tener ni idea de lo que dice la ley. Siento vergüenza ajena. Entiendo que un ciudadano no tiene porqué saber lo que dicen las normas, pero que no lo sepa un dirigente refleja en manos de quien estamos. La “Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre, de reforma de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social” dice que “los extranjeros residentes, empadronados en un municipio, tienen todos los derechos establecidos por tal concepto en la legislación de bases de régimen local, pudiendo ser oídos en los asuntos que les afecten de acuerdo con lo que disponga la normativa de aplicación” (Art. 6). Esta ley fue aprobada por el gobierno de Zapatero. La “Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local” en su Art. 16 (artículo modificado por la Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre) dice que un extranjero que no sea de la Unión Europea y que no tenga la tarjeta de residencia en España podrá empadronarse presentando “el pasaporte en vigor expedido por las autoridades del país de procedencia”. Esta ley aprobada por el gobierno popular del que formó parte Rajoy y Aguirre no dice nada del “visado en vigor”. Ahora se sabe que el Partido Popular no enmendó esta parte del empadronamiento cuando se tramitó “Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre). A penas un mes después quiere que se cambie.

6. El empadronamiento no da derecho a los papeles. El Art. 18 de la Ley 7/1985, modificada por la Ley 57/2003, del 16 de diciembre (todavía el PP estaba gobernando) dice que “la inscripción de los extranjeros en el padrón municipal no constituirá prueba de su residencia legal en España ni les atribuirá ningún derecho que no les confiera la legislación vigente, especialmente en materia de derechos y libertades de los extranjeros en España”.

7. Es necesario tener los papeles en regla para poder vivir en cualquier país. No conozco ningún país que no exija legalidad a los extranjeros que viven en su territorio. Esta exigencia implica la expulsión de todo aquel que no tenga los papeles en regla. Ecuador, Senegal, Rumania o Marruecos exigen legalidad a los extranjeros que quiera residir en su país. Nadie debe escandalizarse de la expulsión de los extranjeros ilegales. Otra cosa es que la administración considere que por motivos humanitarios o de otro tipo concederá la residencia a quienes no tenga papeles legales. Que no cabe más inmigrantes en España (o en Cataluña como dice la dirigente del PP, Alicia Camacho) no lo duda nadie. ¡Vaya novedad, Sra. Camacho! Si los que estamos aquí no tenemos trabajo y llevamos muchos años fincados aquí y sentimos España como nuestro hogar, los que vengan en este momento de crisis a penas sobrevivirá. Entiendo que en este momento España no es un sueño para el inmigrante que venga buscando trabajo. Pero entiendo que el que venga por motivos políticos o persecuciones de cualquier tipo encontrará siempre un hueco entre nosotros. Aunque parezca mentira, España es un país solidario. Conozco españoles que apoyan a los inmigrantes. Conozco inmigrantes que votan. Así que puede que el voto radical de un lado se vea equilibrado por un voto de los inmigrantes.

8. ¡Ojo con lo que decimos! Aunque vengan un Hitler acompañado por mil Jean Marie Lepen, habrá siempre inmigrantes en España. El partido político que quiera pescar en estas aguas revueltas puede ganar las elecciones pero se le complicará la gestión de este fenómeno inmigratorio. Incluso pude hundirse en estas agua revueltas. El que con niños se acuesta se levanta envuelto en cagadas. No voy a animar a los agitadores de las pasiones bajas porque siempre traen desgracias. Y a veces los daños colaterales llegan hasta sus puertas.

sábado, 16 de enero de 2010

Preguntintas (a Dios)

Hace tiempo una amiga me regaló parte del texto de esta canción de Yupanqui (Preguntitas). Más tarde logré encontrar la canción en sí, que no es más que reflejo de la imagen que mucha gente tiene de Dios, probablemente porque algunos de sus defensores corren el riesgo de ser más falsos que Judas.

Ayuntamiento de Vic

Oigo en los medios de comunicación que el ayuntamiento de Vic no quiere empadronar a los inmigrantes porque sobran. Tiene razón un amigo mío que me dijo que el boom de los inmigrantes en la España de ayer no fue por generosidad sino porque algunos empresarios buscan manos de obra baratas y ahora que no hay negocios hay que darles una patada en el trasero para que se vaya.

Uno de los dirigentes de CIU, socio en la administración de ese ayuntamiento, dice que su legal alcalde quiere cumplir la nueva ley de la inmigración aprobada por las cortes españolas (cfr. entrevista en el programa La Ventana de la Cadena Ser del martes 12 de enero 2009). Me parece bien que un ayuntamiento “catalanista” cumpla una ley “españolista”. Supongo que cumplirá igual las resoluciones del Tribunal Constitucional acerca del Estatuto catalán.

Es deseable que el alcalde José María cumpla todas las normativas españolas. Los mandamás de Vic dicen que sus resoluciones no son racistas (“por Dios”, decía o juraba ese dirigente de CIU en la Cadena Ser). La verdad es que conozco poca gente que confiesa ser racista. De todas formas me da igual lo que confiese. Los hechos no mienten. Tampoco los italianos que han estado cazando al inmigrante negro son racistas. Me parece que Egipto es él único país que ha apuntado en esa dirección. Bueno, el periódico vaticano (Osservatore romano) también apunta en esa dirección. Sería saludable que este debate no parará.

sábado, 9 de enero de 2010

Las religiones

La presencia de símbolos religiosos se intensifican en la época de Navidad y Semana Santa. A veces suelen ser símbolos vacíos de contenidos que pasan delante de nuestros ojos sin dejar rastros. También ocurre con las homilías de curas, obispos y predicadores. La mayoría de las veces hablan sin transmitir ningún mensaje. Me decía alguien que nadie entiende lo que dicen porque ni ellos mismos se creen lo que predican. Es cierto que es más fácil entender el mensaje de L. Boff o J. Sobrino que las encíclicas papales o escritos de O. de Cardedal. Es lo que ocurre cuando se enfoca la teología en términos filosóficos.

Muchos confunden el mensaje de Cristo con creencias de sus discípulos o pseudo-discípulos. Oigo gentes discutiendo sobre temas religiosos sin tener en cuenta el mensaje bíblico. Uno que haya leído los cuatro evangelios que contienen las enseñanzas de Jesús puede rechazarlas. El amor, el perdón, la felicidad, la solidaridad, el sacrificio por lo que queremos son valores incuestionables. Lo que no compartimos es el fariseísmo, la intolerancia, el fanatismo, el querer someter a los supuestos infieles y condenar a quienes no piensan como los otros. Cuando un creyente vive en la práctica como un no creyente es porque uno de los dos miente. Ir al templo, rezar varias veces al día y confesar públicamente sus creencias no reflejan nada si no van acompañadas por valores de reconciliación, amor, solidaridad. Decía Jesús que “por sus obras los reconoceréis”. Y un antiguo profesor mío decía: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Mientras las palabras se las lleva el viento, obras son amores.

Los muertos de Irak

Este verano pasado hablaba del futuro de los pueblos con un amigo mío que venía de Yaoundé para ultimar los preparativos de su tesis doctoral. Mi amigo defendía que sólo el amor puede salvar tanta violencia que se refleja en este mundo. Estuvimos hablando un buen rato del sueño del legendario Bob Marley en su canción One love: un solo amor, un solo corazón, un solo mundo, un solo Señor.
Hasta ahora la violencia ha guiado triunfalmente el destino de casi todos los pueblos (un filósofo antiguo decía que la guerra es el padre de todas las cosas). Conquistas, sumisión, control de fronteras, fábrica de armas, etc. Todos los pueblos invierten gran cantidad de dinero para preparar las guerras, a excepción de Costa Rica.
Con la caída de las Torres Gemelas, muchos profetizaron el choque de las civilizaciones. Otros empezaron a soñar con la alianza de las civilizaciones. Intentaron evitar la guerra de Irak con las manifestaciones pacíficas en todas las ciudades mundiales. Pero Bush y sus amiguetes desoyeron sus peticiones. Empezaron una guerra absurda que no fueron capaces de ganar. Bush, Blair, Aznar y Barroso abandonaron sus gobiernos sin dejar receta a sus sucesores. Se les recordarán por sus prisas para empezar una guerra sin sentido.
Bush fue sustituido por un premio nobel de la paz, Aznar por un defensor de la alianza de las civilizaciones, y Blair no esperó terminar ni siquiera su mandato. El resultado es evidente para todos: Estados Unidos y sus socios occidentales han sido incapaces de pacificar pueblos que ellos mismos sacrificaron en nombre de la seguridad mundial. Se dice que se sabe cuándo se empieza la guerra pero nunca cuándo se acaba. Por supuestos que mueren civiles inocentes. Por supuestos que mueren soldados defendiendo causas que no comparten. Por supuesto que quienes provocan la guerra rara vez sufren sus consecuencias. Estoy seguro de que Bush, Blair, Aznar y Barroso viven mejor que cuando dieron orden de atacar al pueblo de Irak. Murió Sadam Hussein pero la sangre sigue chorreando.