viernes, 1 de noviembre de 2013

Día de homenaje a los difuntos


Rwanda, 1994
Todo ser mortal consciente se habrá preguntado, en algún momento de su vida, sobre el sentido de una existencia abocada a la extinción. Nacer para morir sin más, con los dolorosos picotazos de la existencia, sería la mayor condena sinsentido. Para mucha gente, la vida terrenal no es nada agradable en su conjunto: nacen en condiciones infrahumanas, crecen en medios de un sinfín de calamidades y mueren sin atención sanitaria. ¡Las mascotas europeas viven mejor que millones de personas en el mundo! Piénsese en la vida de los inmigrantes que reposan en el Mediterráneo, o en pueblos que están en guerras, en países como Somalia o Sudán donde vivir no tiene, francamente, ningún placer. Yo no encuentro sentido en soportar tanto sufrimiento en vida para acabar desapareciendo como si nada.

 Pocas personas hallan recompensas en su vida terrenal. La mayoría viven juntando los pedazos que el paso del tiempo va desperdigando por doquier. Comparto la visión de Albert Camus: “il n'y a qu'un problème philosophique vraiment sérieux: c'est le suicide. Juger que la vie vaut ou ne vaut pas la peine d'être vécue, c'est répondre à la question fondamentale de la philosophie”. Encontrar el sentido a la vida, he aquí la gran tarea del ser humano.

Casi todos los pueblos creen en la pervivencia del alma después de la muerte. Hablan de paraíso, de encarnación o de los antepasados. Están convencidos de que vivir tiene sentido a condición de que la muerte no sea el final del camino. Ciertamente, si yo estuviese convencido de que con la muerte se acaba todo, no me importaría adelantar el viaje. La duda sobre la vida después de la muerte me inyecta la esperanza de seguir viviendo con la ilusión de dilucidar este suspense. Sigo pensando que la vida de un ser humano tiene tres dimensiones.

La primera dimensión es esta vida que llevamos en la tierra. Por experiencia propia sabemos que es una vida frágil, una vida pasajera, una vida caduca. La realidad es que tarde o temprano nos alcanza a todos la muerte terrenal, la muerte física, la muerte biológica. Y a veces da la sensación de que todo se acaba.

La segunda dimensión es que los muertos viven en los corazones de los suyos, en los recuerdos de los vivientes. Por eso recordar es volver a colocar en el corazón, es decir, amar. Y amar es crear, amar es recrear, en definitiva, amar es dar vida nueva.  Como dice Gabriel Marcel, amar a una persona equivale a decirle: tú no morirás nunca.

La tercera dimensión para quienes creen en Jesucristo es que los muertos viven en Cristo. Es lo que dice y confirma el apóstol San Pablo. Si morimos en Cristo, si realmente creemos en su muerte y resurrección, no cabe duda de que viviremos con él eternamente. Esto se cree o no se cree. Ante la caducidad de esta vida terrenal, Dios responde con la promesa de una vida eterna. Por eso el cristiano como Cristo muere para resucitar.

Creo que la muerte no es el final del camino. La muerte es la puerta necesaria que nos lleva a Dios (o la Unidad Cósmica). Al final de la vida terrena no está el vació. Al final de la vida terrena no está un túnel sin salidas como dicen algunas leyendas. Al final de la vida nos espera Jesús con los brazos abiertos. Al final de la vida nos espera todas aquellas personas con quienes hemos compartido gozosamente esta vida aquí en la tierra. Al final de todo, cuando Dios pronuncie el nombre personal de cada uno de nosotros, no estaremos solos. Estaremos con los nuestros y con Jesús.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El anacronismo del nacionalismo occidental

Los análisis sociales parecen apuntar a que el auge del “nacionalismo racista en Occidente” es consecuencia de la crisis económica: “en caso de escasez de bienes, los primeros en acceder a la mesa son los nativos”, argumentan. Razonamiento lógico pero anacrónico. ¿Por qué?
Porque ya nadie duda de que vivamos en una aldea global donde los bienes materiales y los seres humanos circulan libremente por todos los rincones de la tierra, de Kinshasa a New York, de Pekín a Managua, de Luanda a Lisboa (muchos portugueses que no tienen trabajo se están marchando a Angola. Hasta hace poco eran los angoleños que venían a Portugal buscándose la vida).
La tierra se ha convertido en una oportunidad para cualquier ser humano, en un hogar para todos. De allí el sinsentido de los nacionalismos exacerbados. Mi tierra no es mi nación; mi tierra es mi aldea global, un hogar para los que están, nativos o inmigrantes. El que nace, crece y muere en su tierra natal es, hoy por hoy, un peligro para la salud social. Definitivamente, uno no es de donde nade sino de donde pace.

domingo, 6 de octubre de 2013

Morir en África o morir en Lampedusa. Sólo preguntas.

¿Cuántos eran? ¿De dónde venían? ¿Qué esperaban al amontonarse en ese barco de la esperanza para ellos? ¿Tenían padres o hermanos? ¿Qué sienten sus madres? ¿Existen un mismo cielo para ellos que para nosotros? ¿Qué piensan sus almas de nosotros? ¿Qué dicen los barcos que no les socorrieron?

¿Qué opina el autor de la ley italiana que prohíbe auxiliar a los “sinpapeles”? ¿Duermen bien los diputados que votaron esa ley? ¿Qué piensa el ministro de la justicia español, el Sr. Gallardón, que ha promovido penar la hospitalidad hacia los “sinpapeles”? Y nuestros diputados que apoyan esa ley, ¿duermen tranquilamente?

¿Puede Europa enseñar los valores humanos a los africanos? ¿Vale la pena seguir creyendo en el mismo Dios que los dirigentes españoles afines al Opus Dei? ¿Nos engañaron los misioneros enseñándonos que el Dios de los blancos es misericordioso y que sus seguidores dan la vida por los demás? ¿Qué habrán enseñado los obispos españoles en sus homilías de hoy? ¿Habrán afirmado que hay un cielo para los inmigrantes que mueren vergonzosamente a la puerta de la Europa civilizada? ¿Podemos esperar algo de Italia la católica?

Y nuestros políticos, ¿reforzarán las murallas de Melilla para que ningún africano pueda alcanzar nuestro territorio indivisible? Y los mandamases africanos que siguen entregando sus compatriotas a la muerte, ¿harán algún comunicado oficial? ¿Mejorarán la condición socio-económica de sus pueblos para que los jóvenes africanos dejen de acabar en el Mediterráneo? ¿Sacarán sus fortunas de Suiza para invertirla en el desarrollo de sus pueblos? ¿Demonios o ángeles? ¿Padres de la nación o simples asesinos? ¿Africanistas o sanguijuelas? ¿Salvadores o carroñeros? ¿Vergüenza o crimen contra la humanidad? ¿Quién es quién en la tragedia de Lampedusa? La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, afirmó desesperadamente que “ya no tenemos sitios ni para los vivos, ni para los muertos”. Eh bien, voilà!

 



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las tentaciones del poderoso


La primera tentación del poderoso es concederse un capricho. Él cree que lo puede, y sus súbditos creen que se lo merece.

 

La segunda tentación del poderoso es perpetuarse en el poder. Si bien en teoría nadie tiene derecho a un cargo en la organización, en la práctica, el hecho de que uno haya desempeñado un cargo hace que él mismo y los demás crean que tiene un derecho moral a un cargo en la organización. De ahí que sea difícil convencer a quien ha ejercido el poder para que retorne a su antigua ocupación.

 

Los poderosos actúan, generalmente, según un esquema común, aprendido, vivido y manifestado en la creatividad particular de cada uno:

 

1.-El poderoso no pregunta, ordena: la persona que ostenta el poder no pregunta a nadie sobre lo que tiene que hacer. Ordena a sus colaboradores para que le presenten las sugerencias en relación con la realidad. El poderoso no es un colega, ni un amigo, ni un padrino. Es más que un gestor del bien común de toda la comunidad sometida a su autoridad. Ahora que el diálogo se ha convertido en palabra talismán, habría que recordar que el poderoso no dialoga: dialogan sus colaboradores mientras él escucha y conduce el diálogo. Los colaboradores no tienen porqué saber lo que piensa el poderoso: su deber es poner a su disposición elementos, cuantos más mejor, para que él se sienta más cómodo tomando decisiones. Ahora bien, en más de una ocasión tendrá que colocarse en la incomodidad y seguir velando por el bien común.

 

2.-El poderoso es disciplinado: la disciplina es el principio del orden y del éxito. Si falla, se desajustan las relaciones interpersonales. El poderoso ha de mantenerse en forma. La disciplina ha de ser, a la vez, física e interna. Es necesario respetar, a rajatablas, el orden del día y seguir un programa concreto. Puesto que rara vez el poderoso es censurado, la autocensura tiene que funcionar al máximo.

 

3.-El poderoso es un líder: sabe situar el escenario de los acontecimientos en el tiempo y en el lugar, para, después, actuar desde la realidad. En principio, el líder se adapta a las circunstancias y no intenta que las circunstancias se adapten a sus planes. Pero no se deja condicionar por las circunstancias. En poco tiempo, ha de estar en condiciones de moldear y actuar sobre el medio, y no viceversa. Toma decisiones e inicia acciones que cambian las circunstancias. Al líder no se le pide el “cambio adaptativo” para sobrevivir y mantener las cosas vivas: se le exige un “cambio innovador”, condición indispensable para lograr el éxito en un mundo en cambios constantes. Por eso el poderoso tiene que aprender las reglas que rigen el juego y definir una dirección y construir los cimientos para llevar a cabo un cambio sostenido. El líder de una organización es el que marca la dirección y la orientación, coordinando las actividades de los miembros en la consecución de las metas del grupo. El líder no es un administrador. No se preocupa sólo del funcionamiento ordenado de su organización: está atento a la marcha de todas las actividades y trabajos. Finalmente, como líder, el poderoso está en condiciones de introducir cambios en el escenario. Él es consciente de que ningún cambio es espontáneo. Cuando se lee bien las situaciones previas al accidente, es cuando se comprende su evitabilidad. Se ve venir. Por eso decimos que el cambio es un proceso continuo y dinámico que las personas deben comprender y aceptar. El líder mantiene el delicado equilibrio entre la estabilidad de la estructura del grupo y la cambiante iniciativa individual.

 

4.-El poderoso no aspira a ser recordado: quien aspira a ser recordado no está en condiciones de ejercer su poder. En cambio, quien aspira a cumplir sus funciones es consciente de que el mando no persigue la fama, sino el cumplimiento de lo impuesto.

 

Punto final

Muchos poderosos no saben retirarse a tiempo. A menudo necesitan un empujón para entrar en el inevitable crepúsculo de todo ser finito. Aunque los súbditos crean en su perpetualidad, el buen poderoso sabe ocupar su lugar en cada momento y retirarse antes de un desgaste desprestigioso. Sobre todo sabe medir sus fuerzas: tarde o temprano el testigo ha de pasar a los demás.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Fenomenología del poder


En la figura de Moisés se condensa, para mí, todas las combinaciones posibles de los poderosos. No sólo en sus manos está la ley (diez mandamientos), sino que es el único ser humano que ha visto el rostro del mismísimo autor de la ley (Yahvé). Su especial nacimiento, su educación en la corte real, su traición al rey Faraón, su opción por el más fuerte, su imposición a sus hermanos hebreos, el origen divino de su autoridad, su función de guía y liberador, su forma de atar los entresijos del poder ante su inminente incapacidad física y su dulce muerte le convierte en el sueño de cualquier aspirante al poder.

 

 

Por mucho que nos rebelemos contra el poder, o al menos contra algunas formas de ejercerlo, necesitamos personas capacitadas para llevar a cabo obras de tenacidad y de reflexión. Normalmente ejerce el poder el más fuerte, el mejor cazador, el mejor guerrero, el más inteligente, el que ha sido elegido o el heredero. Y lo ejerce con autoridad invocada,  autoridad necesitada o autoridad creída por sus súbditos. De ahí que sea necesario que el poder sea creíble e invocado para conservarse. Se podría decir que:

 

1-El poder se recrea y se revitaliza en las fuerzas armadas y en la ideología. En algunas comunidades, ambos poderes van unidos. Pero cuando se distancian, su poder es opresor. Cuando conviven pacíficamente, la ideología mantiene en orden a sus seguidores, y las fuerzas armadas hacen lo mismo con los escépticos o extraviados. La ideología sola no es capaz de mantener el orden; las fuerzas armadas solas no son capaces de satisfacer las ansías de libertad condicionada a la que aspiramos todos los seres humanos.

 

2-Todo poder implica en los súbditos una “servidumbre voluntaria”. Ningún poder perduraría si no contase con el consentimiento de la mayor parte de sus súbditos. Cuando el poder se estructura basándose en la sumisión, las conciencias permanecen libres, y poco a poco se va fortaleciendo hasta convertirse en inquebrantable. El grupo sometido es poco maduro, poco creativo, poco vital y poco personalizador. Y la gente aterrorizada no toma iniciativas ni asume responsabilidades.

 

3-Las auténticas relaciones igualitarias no duran mucho tiempo. El factor “tensión” presente directa o indirectamente en cualquier relación tiende a desequilibrar las relaciones interpersonales, para bien o para mal. Y quien gana, digan lo que digan los románticos, es quien posee el poder, la capacidad de hacer y deshacer sin previa consulta. Tal vez éste sea el poder llevado a sus límites demoníacos, pero es cierto que cualquier poderoso siente la necesidad de concederse este capricho.

 

4-El poder es, en sí mismo, una estructura de relación dinámica y cambiante que se da en todos los aspectos de la vida humana. En la relación se genera y se actualiza lo que somos como personas, y lo que hacemos nos define: lo permitido o lo prohibido, lo conveniente o lo inadecuado nos va configurando en el tiempo y en el espacio. En estas relaciones, nos vamos definiendo como débiles o fuertes, como sometidos o sometidores: vamos asumiendo los papeles que nos corresponden en el entramado de las relaciones.

 

5-El poderoso no pertenece al común de los mortales. El poder satisface las necesidades ocultas o manifiestas de depender, de someterse, de recibir de otro confirmación y apoyo para la propia identidad. Cuando el poderoso inicia su carrera, está sinceramente convencido de la excelencia de los principios que defiende (principios claros y objetivos). De hecho el dictador se convence de que es imprescindible al pensar que sus súbditos son, en realidad, incapaces de gobernarse.

 

6-¿Cómo se conoce al poderoso? Poderoso es aquel al que se le pregunta ansiosamente: “¿Señor, qué quieres que yo haga?”. No necesariamente tiene que ocupar el máximo puesto en la organización. Tampoco tiene que ser el responsable último de las decisiones. Poderoso es aquel que da esperanza a los administradores, moviliza a muchos otros compañeros, y es objeto de identificación.

domingo, 11 de agosto de 2013

Los hijos de la postmodernidad (I)


Fiesta universitaria en Salamanca
Hace varios años discutía con mi amigo Pierre acerca del carpe diem, del postmodernismo según el filósofo italiano Vattimo, del fin de la historia según el norteamericano Fukuyama. Entonces éramos universitarios en la eternamente bella Salamanca. Vivir y dejar vivir parecía guiar el espíritu reivindicativo de algunos compañeros universitarios. La preocupación de gran parte de la juventud era “con quién me voy de marcha o de botellón este fin de semana”. Ni siquiera se interesaban por hacer el amor. Beber toda la noche y dormir todo el día era su única aspiración. Los demás acontecimientos “se la sudaba”.

 

Nuestros compañeros universitarios no se identificaban con Prometeo, aquel que robó el fuego a los dioses para entregarlo a los hombres. “Qué saco yo de esta mierda” y “¿para cuándo lo mío?”, se preguntaban cuando les hacías una propuesta altruista. En los años noventa, muchos jóvenes occidentales vivían como si ya no hubiesen grandes compromisos que merecieran nuestra entrega. Primero yo, después yo, y por último yo. Este egoísmo radical está minando, hoy por hoy, incluso los pueblos menos contaminados por la globalización del individualismo. Hablamos, pues, de la generación postmoderna.

 

Los diferentes estudios filosóficos llegan a la misma conclusión: el hombre postmoderno se ríe de Sísifo, aquel que fue condenado por los dioses a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la misma roca volvía a caer por su propio peso. Así se sentía el europeo de postguerras al reconstruir una y otra vez su casa, su vida y su patria, y llegaba el iluminado de turno y lo reducía todo a escombros.  Tal vez por eso los postmodernos no juegan a la guerra porque no tienen grandes relatos que justifiquen tal entrega crística. Que los dioses se queden con su puto fuego, y si Sísifo quiere, que cargue solo con su maldita piedra. El postmoderno quiere vivir como el bueno de Narciso que encarna la juventud, la felicidad inmediata, la vida a tope. ¿Para qué soñar con futuros vanos y asumir esfuerzos que simplemente acabarán en fracasos? Dejemos la piedra en su sitio, dejemos el fuego a los dioses que tal vez con un poco de suerte se quemen y nos dejen vivir en paz.

martes, 6 de agosto de 2013

Denunciemos los CIEs españoles


1.-Aviso

Si no quieres leer esta entrada, descarga los dos folios del comunicado del Secretariado General del Sindicato Unificado de Policía (Madrid, 26 de diciembre de 2011) que está disponible en este link:


 

2.-Tenemos 8 CIEs en España (2012)
CIE-Barranco-Seco-en-Canarias

Los internos de los CIES son aquellos extranjeros no-comunitarios que no han podido regularizar su situación o han sufrido irregularidades sobrevenidas por no poder renovar sus tarjetas de residencia por falta de empleo en España.

Potenciados por el gobierno socialista de ZP con el inestimable entusiasmo del Ministro Rubalcaba, calificados de “Mini-Guantánamos” por el Sindicado Unificado de Policía (SUP), los CIES son un limbo para los extranjeros sin residencia legal en España. Son cárceles para los no-europeos que cometan una infracción administrativa como no tener residencia en regla. Recodemos que el reglamento español establece que la mera instancia irregular no implica más que una sanción administrativa. Lo sorprendente es que aquellos que tienen la misión de velar por el ordenamiento jurídico lo estén violando sistemáticamente con los controles racistas en lugares públicos y la reclusión de los extranjeros en los CIEs, que son “lugares peores que las cárceles”, ya que mientras los presos tienen derechos y asistencia jurídica, los “secuestrados en los CIES” están a la merced del humor del policía de turno. Si la misma policía que custodia los CIES los califica de “Mini-Guantánamos”, no es difícil imaginar la vida dentro de los CIEs. Ni el gobierno socialista que los parió, ni el gobierno popular que los heredó quieren pronunciarse sobre la situación de los 8 CIEs que tenemos en España para retener a más de 2500 extranjeros no-comunitarios: Madrid (Aluche), Barcelona, Murcia, Valencia, Algeciras, Fuerteventura, Gran Canarias, Tenerife).


3.-La vida dentro de los CIES

Gestionados por la Policía Nacional con la intención de “suprimir la libertad de movimientos” de los extranjeros sin residencia legal en España durante un plazo máximo de 60 días, los CIEs son considerados por ONGs como un limbo y buen negocio para una ONG concreta que sólo encubre las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. ¿Qué puñeta hace una ONG trabajando en un Mini-Guantánamo? Ser cómplices de la vergüenza nacional.

La prueba de que lo que ocurre dentro de los CIEs no es nada bueno es la prohibición de acercarse a sus instalaciones sin la simpatía del “sheriff”. Hace poco una jueza se quejaba de que la policía no le permitiera realizar una visita pedagógica con sus alumnos jueces y fiscales (http://www.algecirasacoge.org/index.php?option=com_content&view=article&id=323:qla-jueza-de-este-centro-concluye-qno-se-me-ocurre-ninguna-motivacion-para-impedir-la-visitaq&catid=36:noticiasweb&Itemid=28) . “Sólo Cruz Roja pasea libremente en los CIEs”, me comentó un chico que había estado encarcelado en Aluche. De modo que mientras España enarbola la bandera de los derechos humanos, hay personas que viven en España privados de todos los derechos.

 
4.- El lenguaje de las cifras

Según el informe publicado por la ONG Pueblos Unidos, en 2012 fueron expulsados 10.130 inmigrantes. 6.271 fueron devueltos. Un total de 16.401 repatriados. La mitad de los retenidos en los CIEs fueron detenidos en lugares públicos como estaciones de trenes, autobuses, Metro o en las calles. Es lógico: el SUP denuncia que el Gobierno y los mandos policiales instigan “las identificaciones indiscriminadas, masivas e ilegales para así encubrir su política xenófoba y racista, que es en definitiva en lo que ha convertido la ley de Extranjería, con una circular ilegal (la 1/2010), a la que tampoco han prestado atención desde la oposición política ni las instancias jurídicas”. Hay una hipocresía moral de los responsables políticos, “singularmente de los socialistas”, padres de la criatura llamada CIE, un Mini-Guantánamo, un limbo para los extranjeros sin residencia legal en España: “si hay redadas contra inmigrantes, millones de actuaciones arbitrarias e ilegales, y unos CIEs deplorables que atentan contra la dignidad mínima exigible para cualquier ser humano, es porque así lo ha querido el gobierno socialista”, sentencia el SUP.

 
5.-¿Qué dice el PSOE de los CIEs?

Jamás votaré a Rubalcaba porque fue él quien potenció las redadas racistas en España”, me comentaba hace un par de semanas un chaval africano que estudia derecho en la Complutense. “Lo peor de todo es que el Partido Socialista no se pronuncia sobre los CIEs”, le contesté. Las anteriores Delegadas del gobierno socialista en Madrid negaban sistemáticamente esos controles racistas en Madrid, mientras la Policía Nacional sometía a los no-blancos a identificaciones masivas en Metro Oporto, Plaza de Castilla o Aluche, por citar algunos sitios.  Es que además, mientras la última delegada socialista en Madrid (premiada con un puesto en la Asamblea de Madrid) negaba los hechos y llamaba mentirosos a ONGs y Organismos Internacionales, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) reconocía “redadas de inmigrantes en comedores sociales”, “controles en intercambiadores para identificar y detener a personas que viajaban, posiblemente para trabajar explotados limpiando el culo a nuestros abuelos, y los detenemos mientras sus hijos quedan en casa con una amiga o vecina”.

Hemos tenido que esperar la victoria del Partido Popular y la llegada de la nueva Delegada del gobierno en Madrid, Cifuentes, para que empecemos a viajar sin el temor de llegar tarde porque topamos con un control policial que caprichosamente nos hace perder tiempo simplemente porque no somos blancos. De modo que si hay que votar alguien, prefiero votar a la señora Cifuentes porque por lo menos ha prohibido esas redadas racistas.

Produce vergüenza pensar que mientras ZP apoyaba la alianza de las civilizaciones construía los Mini-Guantánamos para los no-blancos. Aún seguimos esperando la postura oficial del PSOE acerca de los CIEs. Mientras tanto, conviene que los no-blancos con derecho al voto reflexionen bien.

Más Información sobre CIE de Aluche:

http://www.elpais.com/articulo/espana/Mazazo/judicial/CIE/Madrid/elpepiesp/20111227elpepinac_13/Tes

http://www.entreculturas.org/noticias/informe_pueblos_unidos_CIE_Aluche

http://ciesno.wordpress.com/

http://preciosasangre.wordpress.com/2011/01/25/el-juez-habilita-a-las-ongs-a-entrar-en-los-cies/
http://www.ociolatino.com/2012/01/denuncian-condiciones-infrahumanas-de-los-cies-la-peor-asignatura-pendiente.html

http://www.algecirasacoge.org/index.php?option=com_content&view=article&id=323:qla-jueza-de-este-centro-concluye-qno-se-me-ocurre-ninguna-motivacion-para-impedir-la-visitaq&catid=36:noticiasweb&Itemid=28

http://carcelesracistas.org/sabias-que/interior-deniega-la-entrada-a-un-cie-de-canarias-a-24-jueces-y-cinco-fiscales/

miércoles, 31 de julio de 2013

¿Miedo, ignorancia, prejuicio o racismo?


Imagen que circula por Facebook.com
 

1.-En un pueblo manchego, durante la Misa dominical, una madre con su hija de unos ocho años se dieron la vuelta para darnos la mano a los que estábamos detrás. La madre y yo vimos cómo la niña se limpiaba la mano con su blusa después de darme la mano. Ella le susurró algo al oído. Después de la Misa las dos me buscaron para hablar conmigo. La madre me explicó que como el rey Baltasar es teñido y que además le encanta dar la mano a los niños para ver su cara al sentirse manchado, inconscientemente su hija había actuado como de costumbre cuando da la mano al gracioso rey negro. En realidad, yo que venía del infierno de Rwanda en el que hutus y tutsis habíamos sido capaces de acabar con un millón de personas en cien días por cuestiones fisionómicas, no prestaba mucha atención a estos detalles.

2.-Mi amigo JC recordará seguramente la charla que nuestra inolvidable Mari (en paz descanse) solía dar a sus amigos cuando nos veían con ella paseando por la bella Salamanca. “Vosotros sois negros. No sois de color. Nosotros sí que somos de color. Si nos enfadamos o si nos avergonzamos de algo, nosotros cambiamos de color, vosotros no”. Entonces Mari miraba a sus amigos buscando su reacción, y después nos miraba a nosotros buscando nuestra afirmación: “¡Qué bobadas! Los negros tenéis un color bastante definido. Nosotros ni siquiera somos blancos” (y se reía). “Lástima que no tengas una hija para que pueda casarme con ella” (le bromeé la última vez que me encontré con ella en la Plaza Mayor de Salamanca, días antes de su marcha. Tenía dos varones).

3.-Sin embargo, otra salmantina afirma (en 2013) que si tuviera un hijo negro lo abandonaría. “No soportaría tener un hijo con un negro”, recalca delante de un negro. O la confianza da asco, o la mala educación no tiene límite, o las ganas de ofender son insaciables. ¿Qué necesidad tiene de amargarse la vida con ese pensamiento insano si ya fue visitada por la menopausia desde hace tiempo? Ni el mismísimo Brad Pitt lograría preñarla. Puesto a ofender, ofendamos todos, señora mía. Tal vez si yo tuviera una madre como usted hubiera pedido mi propio aborto (lo digo sin ofender, igual que usted, señora).

4.-“Si yo tuviera un hijo gay, yo lo… bueno, me sentiría el hombre más desgraciado de la tierra”, decía un africano, ante el asombro de los presentes. Esta afirmación la he oído también en bocas de españoles. Y siempre me quedo preguntándome si esta gente ha conocido una desgracia en su vida. Puedo entender perfectamente que un padre no pueda mirar a su hija después de haber sido obligado a ver cómo los hijos de putas la violan delante de él, como ocurrió en El Salvador o en Rwanda. Puedo entender que una mujer tutsi entregue el fruto de la violación de la milicia hutu a un orfanato. Tal vez esta sea una de las mayores desgracias para una madre. Pero que un hijo querido en su concepción no sea querido por sus tendencias sexuales, es la mayor barbaridad que un padre pueda cometer. Todo por “el qué dirán”.

5.-¿Qué dirán si mi hija se casa con un moro? ¿Qué dirán si mi hijo se casa con un negro? ¿Qué dirán si mi hija me sale lesbiana? ¿Qué dirán si mi hijo nace con minusvalía? Qué manía de transferir nuestra responsabilidad en los demás a lo sartiano (“el infierno son los otros”, escribió Jean Paul Sartre). A veces el infierno somos nosotros mismos. No importa lo que diga la gente; lo que importa es lo que sientes tú. Lo fundamental es el tipo de pedagogía que hagas, como aquella madre manchega que trajo su hija para hablar conmigo y diferenciarme del gracioso rey negro.

6.-Todos tenemos miedo a lo desconocido. Todos tenemos prejuicios a superar. Pero siempre hay alguien que se adelanta y nos da la mano para romper la barrera. Los niños de una misión protestante en Rwanda vivían sin vivir porque querían saber si la mierda de un pastor blanco es también blanca. Manolo el carpintero me enseñaba las fotos del libro de Pilar Urbano porque pensaba que yo no sabía leer. La Ministra italo-congoleña, Cécile Kyenge, se doctoró en una universidad italiana pero Erminio Boso cree que como mucho puede ser una chacha. ¿Miedo, ignorancia, prejuicio o racismo? Tal vez un poco de todo.

 
7.-Estudias en una lengua que no es tuya, en una cultura que no es tuya, con compañeros que tuvieron más oportunidades escolares que tú, suspendes menos asignaturas que ellos (si es que suspendes), y todavía hay quien cuestiona continuamente tu capacidad intelectual simplemente porque eres negra. Como dice la Ministra Cécile, nos hemos de fijar en aquellos que nos dan la mano y nos juzgan con criterios racionales. Hemos sentirnos dichosos porque siempre hay alguien que nos ayuda a superar nuestros miedos como nuestra añorada Mari (en Mari, veo muchos amigos españoles que no sólo caminan con los negroafricanos sino que también confían en ellos). Karibu es uno de los ejemplos. Hommage à vous, chers amis!

sábado, 20 de julio de 2013

Cécile Kyenge Kashetu (ministra italiana de origen congoleño)


Cécile Kyenge, Ministra italo-congoleña de la Integración
Llevo varias semanas leyendo en los medios de comunicación distintos artículos sobre la Ministra italiana de la Integración, Cécile Kyenge Kashetu. Desconozco si Cécile está acertando en la política de la inmigración en Italia. Lo que sí que parece claro es que los insultos que está recibiendo por parte de los partidos racistas Forza Nuova y Liga Norte no se refieren a su gestión ministerial. Se la está atacando por ser mujer y negra, y eso es repugnante.

Ante todo quisiera manifestar mi solidaridad más profunda hacia Cécile y todo el gobierno italiano, y me quito el sombrero ante el Primer Ministro italiano que le dio la cartera ministerial. Estados Unidos, Italia y Francia saben premiar los talentos, independientemente del color de la piel.

Cécile llegó de Congo-Kinshasa en 1983 (nació en la provincia de Katanga en 1964) con la intención de estudiar Medicina en Italia. Se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma y se casó con un ingeniero italiano. Tiene dos hijas.

 

Cécile, una mujer luchadora               

Las crónicas cuentan que a los 19 años, Cécile Kyenge, que había empezado la carrera de Farmacia en Kinshasa, obtuvo una beca para cursar Medicina en Roma: no llegó a tiempo y perdió la beca y el permiso de residencia por estudios. Sin papeles, consiguió alojamiento en un convento de monjas y consiguió algo de dinero cuidando a personas mayores mientras aprendía italiano. Un año después logró matricularse en Medicina y, tras acabar la carrera, hizo la tesis en Pediatría y se especializó en Oftalmología: "Aunque me gradué con notas altas, no podía trabajar porque necesitaba la ciudadanía. Además, siempre encuentras a gente que no quiere que la toques por tener otro color de piel".

Desde que llegó a Italia, colaboró activamente en las Asociaciones de derechos humanos, hasta que cumplidos 40 años decidió entrar en políticas a través de las formaciones de izquierdas. En 2004 fue elegida Concejal por Demócratas de Izquierdas, en febrero 2013 fue elegida Diputada del Partido Democrático y el 30 de abril 2013 fue nombrada Ministra de Integración y Cooperación Internacional por el Primer ministro italiano Enrico Letta.

Desde su nombramiento como Ministra, no cesa de recibir ataques por partes de partidos políticos racistas: se la llama “mono congoleño, “negrata” y “zulú” y se la invita a volver a África so pena de ser asesinada si se queda en Italia.

El 9 de mayo de 2013, una pancarta xenófoba fue colgada en frente de la sede de su partido: “Kyenge, regresa al Congo”, se podía leer. El ex-senador de Liga Norte, Erminio Boso declaró: “Yo soy racista, nunca lo he negado. La Ministra Kyenge debe quedarse en casa, en el Congo. Es un extraño en mi casa. ¿Quién ha dicho que ella es italiana? Su nombramiento fue una gran mierda”.

Mario Borghezio, Diputado europeo y miembro de Liga Norte llamó al Ejecutivo de Enrico Letta “el Gobierno del bonga-bonga” y afirmó que “sin duda Cécile es una buena criada, pero no puede ser una buena Ministra. Su elección como ministra es un elogio a la incompetencia”. Añadió que Cécile contaminará Italia con "tradiciones tribales".

El 13 de junio 2013, Dolores Valadro, concejala de Liga Norte en Padua, se extrañaba que nadie haya violado ya a la Ministra: “Pero, ¿no hay nadie que la viole para que así pueda comprender lo que siente la víctima de tan doloroso delito? ¡Vergüenza!”.

El 14 de julio  de 2013, el vicepresidente  del Senado italiano, Roberto Calderoli, la comparó con un orangután: “Yo me consuelo cuando navego en Internet y veo las fotografías del Gobierno. Amo a los animales, a los osos y lobos como es conocido, pero cuando veo las imágenes de Kyenge no puedo dejar de pensar, aunque no digo que lo sea, en las facciones de orangután”.

 

¿Qué opina Cécile de todo esto?

Cécile Kyenge defiende una Italia multirracial y sin prejuicios y afirma que “Italia no es un país racista: es una tierra de acogida y hospitalidad”. Nunca ha negado sus orígenes africanos: “se nace africano y se queda africano, independientemente del país en que uno viva: somos africanos para toda la vida”. No le gusta los eufemismos: “Yo no soy una mujer de color, soy negra y lo digo con orgullo”.

Sostiene que el enfrentamiento político "tiene que llevarse a cabo sobre el plano de los contenidos, no tiene que basarse en las ofensas". Y es muy prudente en sus afirmaciones: “Las palabras de Calderoli no las tomo como una ofensa personal, sino que me entristecen por la imagen que damos de Italia. Creo que todas las fuerzas políticas tienen que reflexionar sobre el uso que hacen de la comunicación. Se tiene que hacer un debate serio en el interior de la Liga para saber si Calderoli tiene intención de continuar su batalla política con las ofensas", dijo Kyenge.

¿Por qué aguanta tantos insultos cuando podría estar tranquila en su consulta de oftalmología? “Lo que me da fuerza de continuar en política es la idea de que si nosotros los africanos no somos representados en las instituciones, allí donde se toma las decisiones, seremos los primeros en lamentarlo. Y nuestros hijos sufrirán las consecuencias”. Una mujer ejemplar para los demás inmigrantes: "Los insultos no me afectan porque tengo un objetivo. Mi presencia al frente del Ministerio es una oportunidad para demostrar a muchos emigrantes que ellos también pueden salir adelante. Y esto es mucho más importante que responder a los insultos".

 

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