Simone de Beauvoir (“Une
mort très douce”)
(Ed. Gallimard, 1992, 152 páginas)
Simone de
Beauvoir (Paris, 09 de enero 1908 - 14 de abril de 1986) es una de las
escritoras francesas que habitualmente catalogamos como defensora de los
derechos de la mujer. El 21 de junio de 1994 compré su libro “Une mort
très douce” en la Casa del
Libro de Madrid por 696 pesetas (http://mividaenmarcha.blogspot.com.es/2012/03/rwanda-1994-mis-lecturas-terapeuticass.html).
Simone de Beauvoir,
en “Une mort très douce”, relata los últimos
días de su madre en el hospital, una mujer que no quería ir al cielo tan
rápidamente, a pesar de contar con 78 años (“Dur travail
de mourir quand on aime si fort la vie”, p.113). Desde sus primeras
horas en la cama dejó bien claro que no quería quedarse sola ante los médicos
que, ella, llamaba bestias: “Ne me laissez pas livrée
aux bêtes” (p.135). Una mujer con un carácter duro, que tenía devoción
por un marido poco ideal y que a penas expresaba sentimientos afectivos hacia
sus dos hijas. Su marido decía que ella tenía un carácter de perro: “Françoise a un caractère de chien, disait papa”
(p.52). A pesar de ello, Madame Françoise decía que había sido feliz con él (“il m’a toujours rendue très heureuse”, p. 53) y que su
último deseo era ver a su hija Simone recuperando la fe católica que había
perdido un tiempo atrás. No quería un cielo sin sus dos hijas: (“Bien sûr, je voudrais aller au ciel; mais pas toute suele,
pas sans mes filles” (p.150).
Simone
relata la agonía de su madre, que si tuvo una muerte dulce, fue gracias a la
morfina y la compañía de sus dos hijas. Ciertamente, la
muerte y la agonía no son más que unos simples incidentes corrientes en un
hospital (“implacable routine des cliniques où
l’agonie, la mort sont des incidents quotidients”, p. 122). Pero los
enfermos terminales no lo ven así. Simone temía que su madre muriera como había
muerto su tío, con gritos de sufrimientos y súplicas para que le dieran su
revolver para acabar con tanto sufrimiento: “Achevez-moi.
Donnez-moi mon revolver. Ayez pitié de moi” (p.108), en vano
clamaba. Afortunadamente, quitando algunos episodios de sufrimientos inherentes
a la metástasis de un cáncer terminal, murió sin saber que tenía un cáncer, sin
saber que los médicos “abrieron y cerraron”. En cuestión de un mes todo había
terminado.
La relación entre Simone y su madre no había sido positiva para ella. Normalmente pensaba en ella con indiferencia
(“D’ordinaire je pansais à elle avec indiférrence”
(p. 147), pero con su enfermedad y muerte todo cambió. Incluso ya aparecía en
sus sueños con frecuencia junto a Sartre
(su pareja) y se sentía feliz que así fuera (P. 147). Tal vez por eso su muerte
le afectó y le llevó a escribir este precioso relato que dedica a su única
hermana Poupette y que yo aconsejo a mis lectores.
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http://www.rfi.fr/emission/20180617-speciale-simone-beauvoir-romanciere-essayiste-philosophe
https://www.lasexta.com/noticias/cultura/quien-simone-beauvoir-que-tan-importante-feminismo-hoy_201901095c35cac60cf2efceec9f4736.html
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